
La expansión de los Estados Unidos hacia el oeste en el siglo XIX condujo, invariablemente, al enfrentamiento de los colonos blancos con los nativos americanos. Sus diferencias conceptuales en torno a la explotación y el derecho de propiedad de la tierra hicieron que las disputas arreciaran. El problema se veía agravado por el hecho de que, en ese entonces y sobre todo después de la guerra civil, el Ejército de los EE. UU. representaba la autoridad de facto en la mayor parte del oeste de Estados Unidos. A menudo resolvía los problemas mediante el uso de la fuerza. Los Estados Unidos habían considerado durante mucho tiempo que la mayoría de las tribus indígenas eran entidades soberanas, con las cuales negociaban tratados para enmarcar las relaciones jurídicas y resolver los conflictos. Con el tiempo, muchas naciones nativas americanas fueron ubicadas en reservas que los separaban de los colonos blancos, y que también los relegaban a una existencia apartada y desigual. Este mapa, creado por la Oficina de Asuntos Indígenas en 1923, muestra la ubicación de las reservas indígenas al oeste del río Misisipi. Se ofrecen los nombres de las tribus y los rasgos geográficos importantes, como las fronteras estatales, los ríos y los ferrocarriles. También se muestran los hospitales y las escuelas de las reservas. En 1924, el Congreso sancionó la Ley de Ciudadanía Indígena, que concedió derechos de ciudadanía a los nativos americanos.