
Este grabado, que muestra el rescate de un oficial ruso herido, pertenece a la colección de carteles lubok de la Primera Guerra Mundial, que se conserva en la Biblioteca Británica. El epígrafe explica: «Algunos de los heridos llevados a Petrogrado desde los campos de batalla de Austria contaron una historia interesante sobre la hazaña heroica del cosaco Gumilov. El cosaco había participado en la batalla de Leópolis. Junto con tres de sus amigos, llegaron a los bosques, donde ahuyentaron a algunos soldados de caballería austríacos. Gumilov siguió hasta llegar al final del bosque. Ante él apareció un claro. Vio cuatro austríacos que, después de bajarse de sus caballos, comenzaron a cuidar a un joven aparentemente inconsciente. Dos de ellos lo levantaron y empezaron a registrarlo. Gumilov dio un grito y corrió con su lanza hacia los austríacos. Dos de ellos pudieron disparar sus revólveres, un tiro cada uno. Una bala le sacó la gorra a Gumilov, quien con un fuerte golpe de su lanza mató a dos de los austríacos e hirió de muerte a un tercero. El cuarto austríaco decidió huir. Gumilov se bajó de su caballo y corrió hacia el joven en el suelo. Era un joven oficial, que estaba inconsciente y tenía una herida en la cabeza. Le salía sangre del pecho. Con cuidado, como si se tratara de un niño pequeño, el cosaco puso al hombre herido en la montura de su caballo y se apresuró a regresar. Era hora de alejarse de donde estaban. Las armas comenzaron a disparar y la metralla alcanzó el claro». Lubok es una palabra rusa utilizada para designar obras populares creadas a partir de xilografías, grabados, aguafuertes y, más tarde, litografías. Los grabados, en general, consistían en imágenes sencillas y coloridas que graficaban una narrativa, aunque también podían incluir texto. Durante la Primera Guerra Mundial, las pinturas lubok informaban a los rusos acerca de los sucesos en el frente, reforzaban la moral y servían como propaganda contra los enemigos.