
Este mapa de 1826 de la provincia de Irkutsk pertenece a una obra mayor, Geograficheskii atlas Rossiiskoi imperii, tsarstva Pol'skogo i velikogo kniazhestva Finliandskogo (Atlas geográfico del Imperio ruso, del Reino de Polonia y del Gran Ducado de Finlandia), que contiene 60 mapas del Imperio ruso. El altas, compilado y grabado por el coronel V. P. Piadyshev, refleja el detalle del trazado de mapas de los cartógrafos militares rusos durante el primer cuarto del siglo XIX. Cada mapa muestra centros de población, hostales, estaciones de correos, caminos, fronteras distritales y provinciales, y aduanas. Las distancias se proporcionan en verstas, una unidad de medida rusa, ahora en desuso, que equivalía a 1,07 kilómetros. Las leyendas y los topónimos se ofrecen en ruso y en francés. Irkutsk se fundó en 1652 y rápidamente se convirtió en un centro económico y político para Siberia oriental. La región es famosa por una maravilla natural, el lago Baikal, el lago más profundo del mundo, y por el Lena, uno de los ríos más extensos de Siberia. Como en otras partes de Siberia, el comercio de pieles, en especial de las martas cibelinas, fue importante para Irkutsk. Las pieles de marta eran tan codiciadas que la Liga Hanseática las importaba a través de sus puestos avanzada situados en Nóvgorod y Pskov, al oeste de Rusia. La gran ruta de Siberia (ruta del té), una de las arterias comerciales más largas del mundo, ya conectaba a Moscú con Irkutsk hacia mediados del siglo XVIII. Además, su ubicación estratégica, en la frontera con la China imperial, le otorgaba otros beneficios. La vecina ciudad fronteriza de Kiajta, que también fue un centro para el comercio de pieles, servía de canal de paso para productos como el té, la seda, la porcelana y muchos otros productos finos. Irkutsk se convirtió en capital regional y sede del gobernador general de Siberia oriental a comienzos del siglo XIX. Irkutsk también servió de punto de partida de las expediciones que los exploradores y los promyshlenniki (comerciantes de pieles) emprendieron hacia las tierras desconocidas del extremo oriente de Rusia. Estas expediciones condujeron a los rusos, finalmente, a Alaska.