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Batalla entre kiowas y cheyenes, 1837

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Batalla entre kiowas y cheyenes, 1837
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Insultos kiowas

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Insultos kiowas
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en 1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Creencias religiosas kiowas: Medicine Bluff (risco sagrado) en Fort Sill

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Creencias religiosas kiowas: Medicine Bluff (risco sagrado) en Fort Sill
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Prácticas de caza kiowas: captura de caballos salvajes

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Prácticas de caza kiowas: captura de caballos salvajes
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Prácticas de caza kiowas: búfalo blanco

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Prácticas de caza kiowas: búfalo blanco
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Costumbres de los kiowas: funerales

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Costumbres de los kiowas: funerales
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Costumbres de los kiowas: contar golpes, o tocar a un enemigo durante la batalla para demostrar valentía

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Costumbres de los kiowas: contar golpes, o tocar a un enemigo durante la batalla para demostrar valentía
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Mitología comanche: cómo Keawash engañó al hombre blanco

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Mitología comanche: cómo Keawash engañó al hombre blanco
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Creencias religiosas kiowas: el árbol del búfalo

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Creencias religiosas kiowas: el árbol del búfalo
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Costumbres de los kiowas: trato a los ancianos

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Costumbres de los kiowas: trato a los ancianos
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Prácticas de caza kiowas: protección del búfalo

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Prácticas de caza kiowas: protección del búfalo
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Costumbres de los kiowas: interpretación de presagios

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Costumbres de los kiowas: interpretación de presagios
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Mitología kiowa: ¿por qué sopla el viento?

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Mitología kiowa: ¿por qué sopla el viento?
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Kit Carson y los kiowas: la primera batalla de Adobe Walls, 1864

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Kit Carson y los kiowas: la primera batalla de Adobe Walls, 1864
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Creencias religiosas kiowas: cómo hacer llover

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Creencias religiosas kiowas: cómo hacer llover
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Mitología kiowa: cómo el cuervo se volvió negro

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Mitología kiowa: cómo el cuervo se volvió negro
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

Mitología kiowa: truenos y rayos

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Mitología kiowa: truenos y rayos
Esta historia pertenece a una compilación de cuentos de los pueblos originarios americanos recogidos por Hugh Lenox Scott (1853‒1934), un oficial de caballería del Ejército de los Estados Unidos que, en 1892, fue asignado a Fort Sill, Oklahoma, como comandante de la tropa L del 7.º regimiento de caballería, una unidad integrada por kiowas, comanches y apaches. Scott, que se había graduado en West Point y había ocupado diversos cargos en el oeste de los Estados Unidos entre 1876 y 1897, desarrolló un gran interés en las poblaciones indígenas de la región y llegó a dominar con habilidad la lengua de signos de los pueblos que habitaban las llanuras, un método de comunicación no verbal mediante señales manuales. La familiaridad con este lenguaje le permitió emprender «un estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados con los indígenas y sus costumbres». Concretamente, se dedicó a recopilar relatos de los kiowas y de otros nativos americanos que residían en las proximidades de Fort Sill. Muchos de esos relatos fueron recogidos personalmente por Scott. Otros le llegaron a través de los indígenas con quienes trabajaba. Scott atribuye la búsqueda activa de nuevas historias a I-See-O (antes conocido como Tah-bone-mah, fallecido en1927). «En ocasiones, iba a lugares alejados —a veces, remontando hasta 150 millas el Washita—, donde se rumoreaba que había nuevas historias... esto continuó hasta que Isee-o [sic] vio que era inútil seguir buscando porque ya no quedaban historias». Según Scott, estos relatos, que combinan reseñas históricas, observaciones directas y fábulas tradicionales, «eran el medio por el cual tribus tan antiguas como la kiowa transmitían su historia, su filosofía y sus preceptos morales a las generaciones más jóvenes». Los relatos se conservan con los trabajos de Hugh Lenox Scott en la División de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso. Scott tuvo una vida agitada: además de prestar servicio en el oeste de los Estados Unidos, fue gobernador interino de Cuba, gobernador militar del archipiélago de Joló (o Sulú) en Filipinas, superintendente de West Point y jefe de personal del Ejército de los Estados Unidos. Tras retirarse del Ejército, aceptó un nombramiento para la Junta de Comisionados sobre Asuntos Indígenas entre 1919 y 1929. Su extensa biografía, titulada Some Memories of a Soldier (Recuerdos de un soldado, 1928), abunda en detalles sobre su vida.

El libro de corteza de abedul

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El libro de corteza de abedul
Este manuscrito, producido en octubre de 1991 en 18 hojas de corteza de abedul finamente labradas, es obra de Afanasii Gerasimovich Murachev, un maestro de la secta cismática de los Viejos Creyentes. Se trata de una recopilación de composiciones inéditas de viejos creyentes campesinos, como el propio Murachev. La mayor parte de las composiciones abordan la historia de los monasterios de Yeniséi (o Enisei). Estos monasterios, que pertenecían al movimiento de los Viejos Creyentes, se habían trasladado en secreto desde los montes Urales hacia la margen izquierda del curso inferior del río Yeniséi y sus afluentes entre 1937 y 1940. En 1951, fueron divisados desde el aire por las autoridades soviéticas y demolidos por brigadas represivas, que arrestaron a los ermitaños vinculados a los monasterios y a los campesinos que los habían apoyado, para luego quemar todos sus edificios, íconos y libros. Este libro de corteza de abedul contiene poemas religiosos sobre la destrucción de los monasterios del Yeniséi, el juicio a sus residentes y la posterior muerte en prisión del padre Simeón, jefe de los monasterios del Dubches, en 1953. Unas breves composiciones didácticas en verso de Murachev enriquecen la obra. Algunas de ellas son de naturaleza personal, mientras que otras están dirigidas a toda la congregación. Al exhortar a su rebaño a llevar una vida virtuosa, Murachev buscó abarcar todos los aspectos de la existencia humana y crear un único código para el cristiano temeroso de Dios. El libro de corteza de abedul pertenece a las colecciones del Instituto de Historia de la Rama Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia (II SO RAN, por su sigla en ruso). Fue digitalizado en los primeros años de la década de 2000 como parte del proyecto Encuentro de fronteras que llevó adelante la Biblioteca del Congreso junto a instituciones asociadas de la Federación de Rusia, los Estados Unidos y Alemania.

Topografía cristiana de Cosmas Indicopleustes

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Topografía cristiana de Cosmas Indicopleustes
La Topografía cristiana de Cosmas Indicopleustes es un monumento literario de origen bizantino. El libro fue escrito en el siglo VI por el monje Cosmas, cuyo apodo, Indicopleustes, alude a su anterior oficio de viajero y comerciante. La traducción de la obra tuvo gran difusión en Rusia, donde fue leída y transcrita profusamente durante siglos. La obra es popular aún hoy entre los seguidores de los Viejos Creyentes (disidentes que rechazaron las reformas introducidas a mediados del siglo XVII en la Iglesia ortodoxa rusa). Se trata de una enciclopedia medieval excepcional. Contiene conocimientos científicos o filosóficos de carácter natural y teológico, y describe la percepción humana del mundo desde la perspectiva del dogma cristiano: la estructura del universo, la geografía del mundo, la naturaleza de la humanidad, el reino animal, etc. Por regla general, los manuscritos de la obra estaban ilustrados. Esta copia posee numerosas miniaturas coloridas que representan los temas del libro. El manuscrito, que data de principios del siglo XIX, pertenece a las colecciones del Instituto de Historia de la Rama Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia (II SO RAN, por su sigla en ruso) de Novosibirsk, Rusia, y fue adquirido en el óblast de Vostochno-Kazakhstanskaia (actualmente, parte de Kazajistán). Fue digitalizado en los primeros años de la década de 2000 como parte del proyecto Encuentro de fronteras que llevó adelante la Biblioteca del Congreso junto a instituciones asociadas de la Federación de Rusia, los Estados Unidos y Alemania.

Apocalipsis (revelaciones de san Juan el Divino)

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Apocalipsis (revelaciones de san Juan el Divino)
El Apocalipsis (revelaciones de san Juan el Divino) es un libro del Nuevo Testamento que trata principalmente temas escatológicos: el destino final del mundo y de la humanidad, el reinado del Anticristo sobre la tierra, el regreso de Cristo, su victoria sobre el Anticristo y el juicio final. Debido a su contenido escatológico, el Apocalipsis se convirtió en uno de los libros más populares entre los seguidores de la secta rusa de los Viejos Creyentes. El texto más leído fue una versión comentada, probablemente escrita hacia fines del siglo VI por el teólogo cristiano Andrés, arzobispo de Cesárea de Capadocia. También circularon versiones con comentarios de otros teólogos que complementaban la de Andrés de Cesárea. Con frecuencia, estos manuscritos comentados estaban ilustrados con miniaturas coloridas. Aquí se presenta una magnífica muestra: un manuscrito del siglo XVIII que pertenece a las colecciones del Instituto de Historia de la Rama Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia (II SO RAN, por su sigla en ruso) de Novosibirsk, Rusia. El ejemplar, adquirido durante la expedición arqueológica del instituto al óblast de Tomsk en 1972, fue digitalizado en los primeros años de la década de 2000 como parte del proyecto Encuentro de fronteras que llevó adelante la Biblioteca del Congreso junto a instituciones asociadas de la Federación de Rusia, los Estados Unidos y Alemania.
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